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El jardín botánico
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Fundado en 1545 el Jardín Botánico de Padua es el más antiguo jardín botánico universitario (Horto Medicinale) del mundo que conserva su sede originaria y practicamente inalterada su estructura. Fue instituido por la República Véneta por deseo de la escuela médica de la Universidad de Padua, por el cultivo de las plantas medicinales, que en aquel tiempo constuían la gran mayoría de los "simples", es decir, los medicamentos que procedían directamente de la natura. Cerca del Jardín se construyeron la biblioteca, el herbario y los varios laboratórios, a veces sacrificando también las sierras. Hoy en día cubre en total un área de alrededor de tres hectáreas y media, en fase de ampliación. Al igual que otras instituciones universitarias italianas y extranjeras, el Jardín Botánico de Padua lleva una intensa actividad didáctica y de divulgación, varias actividades de investigación y se interesa en la conservación de las especies raras y amenazadas. Desde 1997 el Jardín Botánico forma parte del Patrimonio mundial de la humanidad del UNESCO.
En julio de 2002 llegó a ser Centro autónomo de la Universidad, guiado por un Prefecto y gestionado por un Comité Técnico-Científico. Pensado por Daniele Barbaro, patricio veneciano, embajador de la República Serenissima y hombre de gran cultura, el proyecto del Jardín fue engargado al más famoso arquitecto activo en Padua en la mitad del siglo XVI, Andrea Moroni de Bergamo, autor también de la restauracción del siglo XVI de la Basílica de Santa Giustina, del Ayuntamiento y de la Universidad. El Jardín de hecho no tenía que ser sólo un espacio donde cultivar, aclimatar y mostrar plantas, sino también un "monumento". El fuerte marco arquitectónico está formado por una corona circular en cuyo circulo interior está insertado un cuadrado dividido en cuatro partes por dos avenidas ortogonales orientadas según los punto cardinales. Cada cuarto está costituido a su vez por 250 pequeñas secciones en las cuales se cultivan plantas de distintas especies, creando cuatro formas geométricas diferentes una de la otras. A finales del siglo XVI se añadieron unas fuentes alimentadas por un sistema hidróforo con rueda, que garantizava la irrigación. Entre los siglos XVII y XVIII fue realizado el palacio principal, mientras que remontan al 1794 las cuatro puertas de acceso con grandiosos acroterios de rojo amonítico con plantas de hierro batido. Durante la primera mitad del siglo XVIII se añadió una balaustrada de piedra de Istria a lo largo del perímetro externo y sobre ella se colocaron vasos y estatuas de personajes ilustres, fueron sucesivamente realizadas las estátuas de Teofrasto (en la puerta sur) y de Salomón (puerta oriental), la fuente de las cuatro estaciones con las cuatro estatuas del siglo XVIII en mármol de Carrara. En el Jardín se cuentan tres relojes solares: uno cúbico, uno esférico y uno cilíndrico. En el área externa al muro circular se encuentran el Arboretum, algunas importantes colecciones de plantas con sujeto ecológico, una colección de plantas introducidas por primera vez en Italia (y algunas también en Europa) a través del Jardín patavino (naranjales y sierra tropical de las orquídeas y de los helechos), un "teatro botánico" realizado en el siglo XIX, donde se tenían las clases. En el Jardín se cultivan alrededor de 6000 plantas y, por medio del Index seminum, el Jardín tiene relaciones de intercambio con más de 800 jardines botánicos en los cinco continentes.La planta más antigua viviente es una palma de S. Pedro (Chamaerops humilis var. arborescens) plantada en 1585. Se la conoce como "Palma de Goethe" desde el momento en que el iluste poeta alemán en 1786, después de haberla observado, expresó su intuición evolutiva en el ensayo de 1790 sobre "La Metamorfosis de las plantas". En el Jardín crecen también especies botánicas en vía de estinción, estudiadas para garantizarle la supervivencia. De gran interés también los sectores de las plantas medicinales, venenosas e insectívoras, entre las más completas en Europa. En la anexa Biblioteca se guardan los herbarios históricos, los textos científicos, preciosos libros ilustrados con acuarela o temple, muchos de los cuales son ejemplares únicos.
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